El sol como ya sabemos es fundamental para la vida, ya que en pequeñas cantidades tiene efectos beneficiosos:
- Interviene en nuestro estado de ánimo.
- Nos ayuda a sintetizar y absorber la vitamina D
- Nos aporta ese color bronceado a nuestra piel que es tan favorecedor y que nos vuelve loc@s.
Pero también hay que recordar que tiene efectos nocivos: quemaduras solares, enfermedades pigmentarias, fotosensibilidad, envejecimiento prematuro…
Todos estos malos efectos los intentamos combatir con los protectores, pero… ¿qué pasa en nuestra piel después del verano?
Nuestra piel a la vuelta de vacaciones empieza a sufrir una modificación, perdemos ese tono dorado, luminosidad y muchisim@s de nosotr@s nos traemos de recuerdo de las vacaciones unas pocas manchas y unos pocos granitos, además del anhelo de esos días de ensueño…
Debido a la exposición solar y a los solares la piel genera un exceso de radicales libres y nuestra capa córnea se engrosa. Esto es debido a los solares que taponan nuestra piel, dando paso a los molestos granitos.
MI RECOMENDACIÓN
Primero una buena limpieza de cutis (peeling, extracción e hidratación) para conseguir que nuestra piel quede equilibrada.
Y después un tratamiento renovador y de hidratación. Estos dos tratamientos serían realizados en tu centro de estética de confianza, complementándolo con una recomendación de productos para casa según la necesidad de cada piel.
De este modo en unas dos semanas tu piel estará totalmente recuperada del verano y podrás lucir de nuevo un tono radiante y luminoso.
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